La
charla sobre el ‘Síndrome del Emperador’ organizada en Maspalomas por
la Concejalía de Educación despierta el interés de profesores y
progenitores
Medio
centenar de padres preocupados por la educación de sus hijos
participaron este miércoles en la charla-debate sobre el ‘Síndrome del
Emperador’ y su prevención, ofrecida en Maspalomas por el psicólogo
Óscar Lorenzo Lorenzo.
La
charla del terapeuta familiar se inscribe en el programa orientativo
‘Educar en Familia’ que la Concejalía de Educación dirigida por la edil
Carmen Pérez Pérez puso en marcha a mediados del pasado mes de marzo,
coorganizada por la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias y
la Federación Galdós de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos.
El
Síndrome del Emperador suele concretarse en varones de entre 9 y 17
años, hijos únicos y de clase media-alta, aunque también puede aparecer
antes de esa edad y ser el hijo menor, que abusan de sus padres, más
habitualmente de la madre, sin causas sociales aparentes que lo
expliquen, incluso sin que los padres actuaran con ellos de forma
negligente o excesivamente permisiva.
“Con
este síndrome los hijos se muestran controladores, manipuladores y
crueles, aunque sus padres los hayan tratado con amor y prestado la
atención básica para que crecieran como personas no violentas”, afirma
Óscar Lorenzo.
El
comportamiento de estos chavales se caracteriza por su agresividad
verbal e incluso física, la violación de las normas y límites
familiares, y unas conductas desafiantes y provocadoras de ira en los
padres.
“Por
regla general suelen presentar un alto nivel de egocentrismo junto con
una baja tolerancia a la frustración, la ausencia de empatía y baja
autoestima. En casos graves se observa crueldad y violencia hacia los
progenitores y también altos niveles de manipulación”, informó Lorenzo
Lorenzo.
Claves de detección
Para
detectar y reconocer este síndrome en los hijos, señaló el psicólogo,
hay diversas claves que se observan en la segunda infancia, entre los 6 y
los 11 años, como la incapacidad para desarrollar emociones morales
como el amor, la empatía o la compasión auténticas. “Eso se traduce en
mucha dificultad para mostrar sentimientos de culpa y de arrepentimiento
sincero”, dijo.
Otra
clave es la incapacidad de estos niños para aprender de los errores y
de los castigos. Guiados por un gran egocentrismo, los “emperadores”
buscan su propio beneficio y, para desesperación de los padres, las
regañinas no surten efecto.
Por
otro lado presentan conductas habituales de desafío, mentiras y actos
crueles hacia animales, hermanos y amistades. Desde pequeños insultan a
los padres y aprenden a controlarlos con sus exigencias hasta
convertirse en una pesadilla para ellos. Cuando crecen, los casos más
graves pueden llegar a la violencia y agresión física que los padres
suelen ocultar por vergüenza y sentimiento de culpabilidad.
Los
hijos con Sindrome del Emperador desborda a los padres, que no saben
qué hacer con sus hijos, y en silencio consideran a sus “pequeños
tiranos” como una pesadilla y como malas personas, dijo el terapeuta
familiar.
Öscar
Lorenzo advierte que “el fenómeno de hijos violentos va en alza y
comienza a ser un fenómeno cada vez más visible hasta el punto de que el
promedio de casos se ha multiplicado por ocho en la última década,
según el profesor de la Universidad de Valencia Vicente Garrido”.
“La
violencia de estos casos en ocasiones presenta rasgos parecidos a los
de la violencia machista y los menores tratan a sus madres de modo
similar al que lo hacen los hombres que someten a maltrato físico y
psíquico a sus esposas”, afirma.
Posibles soluciones
La
charla del psicólogo se centró en dos modelos explicativos: el
educacional que defiende Javier Urra y el basado en componentes
genéticos defendido por el Vicente Garrido. No obstante, Lorenzo Lorenzo
sostiene que en la práctica “nos encontramos con ambos casos y en todos
ellos se pueden dar soluciones y hacer mejoras en el comportamiento y
autocontrol de los menores”.
En
ese sentido, Lorenzo apuntó como posible solución “desarrollar la
conciencia y la culpa de estos niños y niñas, porque la tolerancia sin
conciencia no es nada”. También recomendó a los padres estar atentos a
los síntomas precoces, “establecer límites muy claros y no dejar nunca
de ejercer la autoridad”, dado que desde la primera infancia se pueden
modelar los actos positivos como el altruismo y la generosidad que
sirven para compensar y darles la oportunidad de sentirse bien por hacer
algo positivo. También conviene cultivar en ellos “un ego positivo, de
modo que puedan sentirse superiores, no por ejercer la violencia, sino
por su actitud positiva y constructiva”.
Además
apuntó como soluciones favorecer los procesos de opinar y reflexionar,
valorar, mandar e imponer, para fijar conceptos sobre la existencia de
autoridad, de límites, de valores de juicio y de desarrollo del sentido
de la realidad.
En
la charla el psicólogo mostró a los padres estrategias para mostrarse
seguros y claros a la hora de transmitir las normas, y para gestionar y
evitar las rabietas y los chantajes emocionales de sus hijos. Y también
cómo desarrollar de manera intencionada y sistemática en ellos la
conciencia y las emociones morales de culpa, pena y satisfacción con el
bien, dándoles oportunidades para que practiquen actos altruistas y
extraigan lecciones morales.
Durante
la charla, de carácter eminentemente preventivo, también se visionó un
fragmento de un video y se realizó una dinámica para que las madres y
padres asistentes pudieran determinar si sus hijos o hijas presentan
síntomas y evaluar el nivel de problema que ya puedan estar soportando.
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